Una pregunta muy común que surge en cualquier discusión sobre el diseño de un programa de entrenamiento tiene que ver con el tiempo. Sin embargo, el tema se vuelve especialmente controvertido cuando se empieza a hablar de cardio.
Entonces, ¿cuál es el mejor momento del día para hacer ejercicio cardiovascular? ¿Qué muestran las investigaciones?
Es cierto que puede sonar absolutamente horrible, pero un sólido conjunto de evidencia científica sugiere que existen algunas razones bastante fantásticas para realizar una rutina de ejercicios cardiovasculares a primera hora de la mañana.
De hecho, gran parte de esta investigación gira en torno a algo llamado “cardio en ayunas”, lo que significa que te ejercitarías incluso antes de desayunar.
¿Cuáles son los beneficios del cardio en ayunas y de los entrenamientos matutinos en general?
Mayor concentración y energía
Aunque no solemos pensar en ello cuando se trata del diseño de nuestros entrenamientos, el cuerpo humano pasa naturalmente por varios cambios hormonales a lo largo del día.
Estos pueden tener un impacto importante en nuestro rendimiento atlético y en la eficiencia de nuestros entrenamientos.
Cuando te despiertas, tu cuerpo produce naturalmente altos niveles de adrenalina y cortisol. Ambas hormonas mejoran la concentración mental, los niveles de energía y el metabolismo de las grasas.
Puede que asocies el cortisol con el aumento de grasa, pero esto solo ocurre cuando las concentraciones de la hormona son demasiado altas durante demasiado tiempo. Mantener estas hormonas elevadas cuando salgas a hacer cardio por la mañana podría ser una gran ventaja.
Sin embargo, esta respuesta hormonal se ve frenada una vez que comes. Hacer ejercicio aeróbico por la mañana temprano también tiene la ventaja de que se realiza antes de que el resto de las tensiones del día te agobien y empiecen a exigir tu atención.
Aumento del metabolismo de las grasas
Como ya se ha mencionado, el estado hormonal presente en el cuerpo a primera hora de la mañana aumentará la cantidad de grasa que se quema como combustible. Pero eso no es todo.
En general, los carbohidratos son la fuente de combustible favorita del cuerpo, especialmente durante el ejercicio cardiovascular. Sin embargo, cuando duermes, tu cuerpo continúa quemando carbohidratos para recuperarse del día y apoyar a tus sistemas biológicos normales.
Cuando te despiertas después de un ayuno de ocho horas, tus reservas de carbohidratos se han agotado. Por lo tanto, tu cuerpo tiene que buscar combustible en otras partes. Y la grasa es la solución.
Según un estudio de 2013 de la Universidad de Northumbria , el cardio en ayunas podría aumentar el metabolismo de las grasas hasta en un 20 por ciento.
¿Qué pasa con el catabolismo?
Sin embargo, es muy probable que ya hayas oído todo esto antes. Y, si es así, también habrás oído el contraargumento: el cardio en ayunas hace que el cuerpo destruya los músculos para obtener energía. Y esto es cierto. Tal vez.
Todo depende del tipo de ejercicio cardiovascular que hagas. El proceso de descomposición de los músculos, llamado catabolismo, no es ideal y tu cuerpo intenta evitarlo lo máximo posible.
Esto se debe a dos razones:
En primer lugar, los músculos son difíciles de desarrollar y son importantes para el funcionamiento general. El cuerpo quiere protegerlos.
En segundo lugar, la conversión de proteínas en carbohidratos utilizables es un procedimiento bastante complicado y que requiere mucho tiempo, además de no ser muy eficiente.
Por lo tanto, el catabolismo solo se producirá en un grado notable si no hay suficiente grasa presente para soportar el entrenamiento. El truco, entonces, es asegurarse de no superar nunca ese umbral.
Y mantener alta la intensidad de tus entrenamientos es la forma de lograrlo. En lugar de limitarte al clásico (y aburrido) ejercicio cardiovascular de estado estable, opta por el entrenamiento en intervalos de alta intensidad (HIIT).
El HIIT no solo quema más calorías de grasa en menos tiempo, sino que también tiende a proteger los músculos más que el estado estable.